Redacción- Estados Unidos confiscó este lunes en la República Dominicana el avión oficial del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en base a las sanciones que Washington mantiene sobre el régimen venezolano. La aeronave, un Dassault Falcon 900 valorado en aproximadamente 13 millones de dólares, fue trasladada a Florida por las autoridades estadounidenses, según informaron funcionarios involucrados en la operación.
La incautación del avión, considerado el equivalente venezolano al Air Force One, fue descrita por los funcionarios como un acto sin precedentes en el contexto de las sanciones penales internacionales. “Este tipo de acción envía un mensaje claro de que nadie está por encima de la ley ni fuera del alcance de las sanciones de EE.UU.,” señaló uno de los funcionarios.
El avión había permanecido en territorio dominicano durante los últimos meses. Aunque los detalles específicos sobre la oportunidad de incautación no fueron revelados, el operativo fue llevado a cabo por el Departamento de Seguridad Nacional, el Departamento de Comercio, la Oficina de Industria y Seguridad, y el Departamento de Justicia de EE.UU., en colaboración con las autoridades dominicanas.
La incautación es parte de una ofensiva más amplia de Estados Unidos contra el régimen de Maduro, quien fue acusado en 2020 por el Departamento de Justicia de EE.UU. por cargos de narcoterrorismo, narcotráfico y corrupción. Además, se ha ofrecido una recompensa de hasta 15 millones de dólares por información que conduzca a su captura.
La confiscación de la aeronave es vista como un esfuerzo por parte de Washington para presionar aún más al gobierno venezolano, que ha sido señalado por desviar recursos públicos para beneficio propio en medio de la crisis económica que enfrenta el país sudamericano. Según informes, en los últimos años, las autoridades estadounidenses han incautado activos venezolanos por valor de más de 2.000 millones de dólares, aunque nunca un bien de tal significancia simbólica.
El gobierno de Venezuela, por su parte, ha rechazado las críticas de Estados Unidos, afirmando que no tiene que rendir cuentas a Washington sobre la reelección de Nicolás Maduro. Desde las controversiales elecciones del 28 de julio, las relaciones entre ambos países se han tensado aún más, con Estados Unidos criticando la falta de transparencia y la represión de la oposición en Venezuela.