Cotuí, Sánchez Ramírez – Lidia Capellán, una valiente motoconchista de 47 años, se enfrenta cada día a los peligros de la carretera en Cotuí. Madre de tres hijos, Lidia lleva más de seis meses trabajando en este oficio para mantener a su familia. Sin embargo, el constante riesgo que corre la ha llevado a buscar una oportunidad laboral que le permita asegurar un futuro más seguro para sus seres queridos.
“Cada vez que salgo a trabajar, no sé si regresaré a casa”, confiesa Lidia con la voz cargada de preocupación. “He visto demasiados accidentes y peligros en las calles, y no quiero que mis hijos crezcan sin su madre”. A pesar de su dedicación y esfuerzo, Lidia sueña con un empleo que le ofrezca estabilidad y le permita dejar atrás la incertidumbre que implica el motoconcho.

En Cotuí, como en muchas otras localidades del país, el motoconcho es una de las pocas opciones laborales disponibles para muchas personas. Sin embargo, este trabajo expone a los conductores a constantes peligros, desde accidentes hasta actos delictivos, lo que convierte cada día de trabajo en un desafío por la supervivencia.
Lidia, quien ha luchado incansablemente para ofrecer una vida digna a su familia, hace un llamado a las autoridades y a la comunidad para que se le brinde la oportunidad de acceder a un empleo más seguro. “No quiero seguir arriesgando mi vida. Solo quiero un trabajo donde pueda ganar un sustento sin poner en peligro mi vida”, enfatiza.
Este caso refleja una realidad que afecta a muchas personas en el país, quienes, como Lidia, buscan oportunidades que les permitan trabajar con dignidad y seguridad. Su historia es un recordatorio de la necesidad de crear empleos que ofrezcan protección y estabilidad a quienes, como ella, desean salir adelante sin tener que arriesgarlo todo.