Martes 25 de Marzo, 2025
El cirujano Sergio Alfieri, quien atendió al papa Francisco durante su reciente hospitalización en el hospital Gemelli de Roma, reveló en una entrevista con el diario Corriere della Sera que el pontífice enfrentó momentos críticos en los que su vida estuvo en peligro.
Según Alfieri, hubo un punto en el tratamiento en el que se debatió entre «dejarlo ir» o intentar todas las opciones médicas disponibles, pese a los riesgos. “Todos sabíamos que la situación era muy grave, y el papa era plenamente consciente de ello”, afirmó el médico, agregando que incluso Francisco expresó su preocupación al decir: “Esto es malo”.
El especialista relató que la decisión de continuar con los tratamientos la tomó Massimiliano Strappetti, médico personal del papa, quien insistió en intentar todo para salvarlo. Durante días, el equipo médico enfrentó el desafío de evitar daños en órganos vitales mientras combatían la infección pulmonar que comprometía su salud.
Uno de los episodios más críticos ocurrió cuando Francisco sufrió una aspiración durante una comida, lo que pudo haber provocado un desenlace fatal. “Fue un momento terrible, pensamos que no lo lograría”, admitió Alfieri.
A pesar de la gravedad de su estado, el pontífice mantuvo su buen humor y, en cuanto mostró mejoría, pidió recorrer la sala del hospital en silla de ruedas para saludar a otros pacientes. Incluso organizó una comida especial para el personal médico que lo atendió.
Finalmente, al recuperarse, Francisco expresó su deseo de regresar al Vaticano. “Sigo vivo, ¿cuándo nos vamos a casa?”, le dijo a su médico. Aunque deberá seguir restricciones médicas para evitar nuevos contagios, Alfieri reconoce que su actividad no puede ser limitada completamente: “Él es el papa, no somos nosotros quienes dictamos su comportamiento”.