Martes 15 de Julio, 2025
La comunidad de Independence, Missouri, está de luto tras la devastadora pérdida de Jerilynn Brown, una adolescente de 13 años que falleció en un incendio residencial el pasado 4 de julio, pocas semanas después de haber superado un cáncer óseo agresivo.
El siniestro ocurrió alrededor de las 5:30 de la madrugada, provocado por restos de fuegos artificiales que, impulsados por el viento nocturno, iniciaron un fuego en la parte trasera de la vivienda familiar. Según explicó el jefe de bomberos de la ciudad, Jimmy Walker, en el hogar no había detectores de humo en funcionamiento, lo que pudo haber agravado la situación.
«No podemos asegurar que un detector de humo hubiera cambiado el resultado, pero sin duda habría sido útil», señaló Walker, haciendo un llamado a la prevención.
Jerilynn había sido dada de alta a finales de junio del Children’s Mercy Hospital, en Kansas City, tras luchar durante dos años contra un osteosarcoma. Su padre, Jerry Brown, compartió con profunda tristeza que su hija acababa de “tocar la campana”, un emotivo gesto que simboliza la victoria sobre el cáncer.
Además de Jerilynn, otra víctima mortal fue Marc Anthony Young Sr., de 52 años, quien falleció tras permanecer hospitalizado durante casi tres días. La madre de la joven, Liz Stephens, continúa ingresada en estado crítico debido a severas quemaduras.
Walker insistió en la importancia de contar con alarmas de humo que funcionen adecuadamente: «Un incendio puede pasar desapercibido durante horas, y cuando se manifiesta, puede volverse incontrolable en cuestión de minutos», advirtió.
De acuerdo con datos de la Asociación Nacional de Protección contra Incendios (NFPA), en 2023 se registraron más de 1.3 millones de incendios en Estados Unidos, los cuales provocaron más de 4,300 muertes, más de 13,000 heridos y pérdidas materiales que superaron los 23 mil millones de dólares.
La historia de Jerilynn ha conmovido al país, recordando la fragilidad de la vida y la importancia de la seguridad en el hogar.
