Miércoles 20 de Agosto, 2025
Providence, EE.UU.– Tras el fallecimiento a los 88 años de Frank Caprio, recordado como “el juez más amable del mundo”, han vuelto a cobrar vida las anécdotas que marcaron su legado en el tribunal municipal de Providence, donde ejerció por casi cuatro décadas.
Una de las más memorables tiene como protagonista a Cleury González, un dominicano que pasó a ser conocido como el “Dominican Dancer”. Su historia comenzó cuando recibió una multa de 500 dólares por supuestamente escuchar música demasiado alta en su hogar.
Durante la audiencia, el juez le preguntó qué género sonaba aquella noche. González respondió con una sonrisa: “bachata”. Caprio, curioso, repitió lentamente la palabra y preguntó si era música para bailar. Entre risas, y animado por la traductora, el dominicano encendió su celular, puso a sonar “Yo me muero por ti” de Anthony Santos y dio algunos pasos en plena sala, vestido todavía con su uniforme de FedEx.
El gesto provocó carcajadas en la corte y conquistó la simpatía del magistrado, quien decidió reducir la multa de 500 a 50 dólares, mostrando una vez más su particular estilo de impartir justicia con cercanía y humanidad.
El episodio se hizo viral en YouTube y reforzó la imagen de Caprio como un juez que sabía equilibrar la ley con la empatía. Incluso, tras la difusión del video, la Asociación de Hoteles y Empresas Turísticas del Norte (Ashonorte) y ADN Films lo invitaron a Puerto Plata para participar en un festival de bachata.
Hoy, mientras se rinde tributo a su memoria, esta historia vuelve a circular como ejemplo de cómo un juez convirtió un proceso judicial en un momento de comprensión, humor y, sobre todo, humanidad.
