Martes 17 de Junio, 2025
El pasado viernes 13 de junio, en el estado de Georgia, Estados Unidos, nació un bebé prematuro mediante cesárea de emergencia, luego de que su madre, Adriana Smith, permaneciera conectada a soporte vital por casi cuatro meses tras ser diagnosticada con muerte cerebral.
Smith, quien era enfermera, fue declarada con muerte cerebral en febrero. Sin embargo, su cuerpo fue mantenido artificialmente con vida en el Hospital de la Universidad de Emory debido a la ley estatal que prohíbe el aborto una vez detectado el latido fetal, generalmente alrededor de la sexta semana de gestación.
El bebé, llamado Chance, llegó al mundo con un peso menor a un kilogramo y se encuentra actualmente ingresado en cuidados intensivos neonatales. De acuerdo con su abuela, April Newkirk, el recién nacido está dando señales de fortaleza, aunque su estado sigue siendo delicado.
La familia ha manifestado sentirse impotente por no haber podido tomar decisiones médicas sobre Smith desde el momento en que se confirmó su muerte cerebral. Esta situación se enmarca en el contexto de la legislación vigente en Georgia, una de las más estrictas del país desde que la Corte Suprema de EE.UU. anuló el derecho constitucional al aborto en 2022.
Está previsto que el soporte vital que mantiene a Smith sea desconectado este martes. El caso ha reavivado el debate nacional sobre los límites legales y éticos en torno a los derechos reproductivos y el papel de las leyes estatales en situaciones críticas como esta.