Sábado 5 de Octubre, 2024
Donald Trump hizo un controvertido regreso a Butler, Pensilvania, el pasado sábado, en la misma ciudad donde sufrió un intento de asesinato en julio, un evento que ha marcado su campaña hacia la Casa Blanca en un clima cada vez más peligroso de violencia política.
Este regreso se produce exactamente un mes antes de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre, en medio de advertencias del presidente Joe Biden sobre la posibilidad de que la contienda transcurra en un ambiente de agresiones.
La seguridad en Butler fue considerablemente reforzada, con francotiradores apostados en edificios cercanos y un dron de vigilancia sobrevolando el área. Heather Hughes, una asistente de 43 años que viajó desde New Castle, expresó su preocupación: “Están sucediendo muchas cosas inquietantes”.
Trump, que lidera las encuestas tras un contundente debate contra Biden en junio, se presentó en el evento como un mártir político. Las imágenes del expresidente, ensangrentado y siendo arrastrado por agentes del Servicio Secreto, se volvieron virales y han influido en su campaña.
Durante el mitin, muchos de sus simpatizantes lucieron camisetas con símbolos del atentado y algunos llevaban tapones para los oídos, en referencia a las lesiones que sufrió Trump. Además, se espera que su compañero de fórmula, J.D. Vance, lo acompañe, junto al multimillonario Elon Musk, quien anunció su presencia en el evento a través de su plataforma X.
El intento de asesinato en julio alteró el panorama electoral, llevando a Biden a retirarse y permitiendo que la vicepresidenta Kamala Harris asumiera la candidatura demócrata, quien rápidamente recuperó terreno en las encuestas.
En respuesta a la tragedia, Harris visitó Carolina del Norte para reunirse con socorristas y víctimas del huracán Helene, que dejó más de 220 muertos. Trump, por su parte, ha criticado la gestión federal del desastre, alegando sin evidencias que la administración Biden-Harris desvió fondos de ayuda hacia migrantes.
Para su intervención en Butler, Trump planea hablar tras un cristal protector, mientras la atención pública se centra en el Servicio Secreto, que ha enfrentado críticas por no haber garantizado la seguridad adecuada durante el ataque a unos metros de distancia.
